jueves, 7 de diciembre de 2023

Darno 70 - Una semblanza.

Entre mis alegrías y mis angustias. Por Chismosa Selecciones

Una Introducción a la vida de Eduardo Darnauchans y a la obra del Darno.
Algunos datos biográficos y todos los discos oficiales.

Darnauchans nació el 15 de noviembre de 1953 y  murió el 7 de marzo del 2007, en plena actividad artística, con grabaciones por hacer, canciones compuestas prontas para salir y un último disco recién salido. Darnauchans murió, pero la obra del Darno es eterna, el Darno es eterno.
Esta afirmación espero sea más comprendida al final de esta lectura..
Acompáñenme.
Hay personas que hacen canciones que se meten en el tejido sensible de un montón de otras. En una época determinada, a través de sus largas o cortas vidas, y más allá aún de una generación en particular, las melodías y las letras trascienden en el tiempo y se vuelven eternas. Si, eternas, hasta donde esa afirmación sea posible hoy enunciada.
En 1973 Eduardo sacó su primer disco, Canción de muchacho (1). Este empieza con una musicalización de un poema de Borges, y con Darnauchans queriendo cantar como Spinetta. Escuchen y después me cuentan que salió de eso.
Les adelanto que se van a encontrar con un color de voz que les va a quedar guardado en lo mejor de su colección sonora. Un disco con exquisiteces, musicalizaciones, referencias, que le cabe una frase que escuché el otro día, “Darnauchans es un literato que hace música y canciones”.* Esta primera época la marca su relación en Tacuarembó con Washington “el Bocha” Benavides , el cual es fundamental en su formación como compositor y persona, así como toda la literatura, el cine y el arte en general del cual se nutre y que se desprende en la obra del Darno. Es complejo, es profundo, es tan simple a la vez que emociona la encrucijada donde te coloca su voz, sus composiciones, sus melodías, su interpretación trovadoresca.
Hay un aire folclórico en su segundo disco Las Quemas(2) de 1975, con unos jóvenes Eduardo Larbanois y Carlos da Silveira por esas grabaciones, con un joven Eduardo de 22 años, con su latinoamericanismo tan personal, con su gusto por la música antigua, con el Folk y Country norteamericanos presentes, con los pies en Uruguay pero con Bob Dylan en los oídos, uno de los tantos faros del personaje y la persona.
En 1978 aparece el disco Sansueña (3) y Darnauchans empieza a trascender. Escuchen este disco con un vaso de agua y uno de whisky, si pueden, sino, precaución. No apto para días de sensibilidad frágil. Hay sombras, hay pliegues, hay grises iluminados con la autoridad de los poetas a los que se apela, y con su voz que renace entre cada canción. Un cancionista, un baladista, un intérprete que se juega la vida cada vez que se asoma a un micrófono. Un trabajo que marcará su carrera y la del gran compositor e instrumentista Jorge Galemire que fue el productor y tocó todo lo que suena en el disco.
Son momentos complicados de atravesar para Eduardo entre prohibiciones, muertes, hospitales, y otras soledades.  Acá está el Darno que es un poco la imagen de toda una época en su obra y su vida. Están las baladas, sus poetas, su edad media, el Rock and Roll, y por supuesto algunas de sus canciones más conocidas, como Final, Memorias de Cecilia, o El Instrumento.
Luego en la década del 90 veremos a un Darnauchans de esmoquin blanco en el Solís conviviendo con uno de lentes, chaleco, sombrero, con un vaso y un cigarro en la mano, una impronta que marcará otra temporada en el devenir darnauchaniano, en la construcción definitiva del personaje.
En Zurcidor (4) de 1980 , Nieblas y Neblinas (5) de 1985 (su disco más autobiográfico)  , y
El Trigo de la Luna (6) de 1989 aparece el compositor de letras, el poeta, y sigue demostrando sus dotes para musicalizar. Pero en esta trilogía se luce como creador literario, aparece el escritor y además con un diferencial. Darnauchans es un decidor, un “songwriter” como dicen los gringos, un cantautor que escribe con la melodía en la cabeza y las palabras son fiel reflejo de su musicalidad. Es un cantante con recursos únicos y que destacan en la interpretación (sus Melismas por ejemplo pero con las consonantes, googlen) En esta época se lo ve como un artista performático, un “performer” en inglés, sus shows están cargados de silencios, de puesta en escena, de actuación. Un actor que actuaba de cantante, un personaje arriba del escenario, que muchas veces luego de bajar continuaba existiendo por varias noches y días. 

En el año 91 se editaron un par de antologías por el sello Sondor que se llaman Dylan, y la otra Sin perder el tiempo, y a partir de esta iniciativa grabó su único videoclip, la canción elegida fue Los Reflejos. En el año 92 el Darno hizo un espectáculo denominado Canciones de amor (11) que se editó póstumo como disco en el 2023, y otro llamado Noches Blancas (7) que también salió en disco. Los dos en vivo con versiones bien distintas de sus canciones más conocidas por estas épocas y con una formación rockera, a saber, guitarras eléctricas, batería y bajo. Me permito decir que los 90 de alguna manera fueron sus noches blancas. No salió otro disco con el registro de calidad que habíamos visto en los 80. Pienso que en el 2001 esto cambia cuando aparece Entre el micrófono y la penumbra (8), producido por Fernando Cabrera y creo es el mejor disco para empezar a escuchar la obra del Darno. Otro disco en vivo pero con dos guitarras y un bajo.
Acá se condensa parte importante de lo mejor de su producción cancionística, al menos para mí, y versiones increíbles poniendo música a textos de otras personas con su forma inigualable. Es un Darno con una voz limpia, con una interpretación de excelencia y con una calidad musical y letrística que lo colocan en el podio de los cantautores más importantes de la historia de la música popular uruguaya, en lo que a canción, composición e interpretación refiere.
En el año 2002 se publica una recopilación de temas inéditos con el nombre Raras y Casuales (8 1/2) con verdaderas joyas para la tribuna darnauchaniana. Hacia el año 2004 aparece el disco de Canciones sefardíes (9)  fruto de una de sus obsesiones intelectuales e inquietudes musicales relacionadas con el medioevo y con esa lengua en particular que se hablaba en la península ibérica. Está grabado en video también y ver al Darno cantando de esta manera es imperdible.
En el 2005, un par de años antes de morir, se edita su último disco llamado El Ángel Azul (10)
que nada tiene que envidiar a sus anteriores trabajos y que con un sabor agridulce demuestra todo lo que aún tenía para decir, para cantar, para seguir entregando canciones al desconsuelo.
Darnauchans tuvo una juventud complicada, pérdidas familiares, prohibición de estudiar, prohibición de cantar,  problemas de salud mental, todo atravesado por la dictadura cívico militar que duró de 1973 a 1985. Más en la adultez estuvo lidiando con adicciones y problemas de salud física, pérdidas muy cercanas, y según se cuenta en una parte de su vida vivió en una especie de bohemia (noches largas de cigarros y alcohol). La ecuación deriva en algunas cuestiones con las cuales mucha gente tiene que lidiar en carne propia o acompañando a personas a las cuales se le complica la existencia. Mirando la historia completa se puede intentar entender, dar contexto, generar empatía. Si se quiere...
A lo que voy es que la obra del Darno, a pesar de lo que pareciera a priori, es una obra que está atravesada por mucha claridad, por mucha ternura. Claro está, todo lo otro también se manifiesta, y muchas veces es la parte más visible. Pero Darnauchans era un literato, un intelectual, un estudiante de letras, un fervoroso lector y escucha, un sabedor de la cultura e historia global, un comunista crítico con propios y ajenos. Era una mente brillante como tantas de su generación que soñaron con que la vida fuera otra cosa, y el sueño se les rompió en mil pedazos, por propios y ajenos.
Por todo esto sus músicas y sus letras son universales y pertenecen a quien quiera escuchar algo único, auténtico y total.
Esto no es una introducción, es una invitación a escuchar y tratar de entender lo que transmiten las canciones, las alegrías y las angustias que traen con ellas, y todo lo que están en el medio. Las canciones (como la vida) vienen cargadas de ambigüedad y contradicción, vienen a completarse con lo que trae quien la escucha. Así son las canciones del Darno, y quizás lo sean todas. La música se relaciona con las emociones y las emociones no siempre son las mismas, se mezclan, se revuelven, están en constante movimiento. Y esto va cambiando a través del tiempo tanto para quien compone como para quien escucha. La percepción se transforma, y esto sucede  también cuando escuchamos, cuando nos metemos adentro de una canción y nos concentramos 3 o 4 minutos para descubrir todo lo que esconde, para perdernos en esa ficción, y “no hay nada más real que una ficción”.**
Y aunque se supone que no se puede vivir en las canciones y no duran para siempre, igual  la invitación es a escuchar música y a perdernos un tiempo, aunque sea lo que dure una canción.
Mucho mejor si es “una del Darno”***. Esa es la manera de que su obra sea eterna.


Chismosa Selecciones

Notas:
* La frase se la escuché a Fernando Cabrera.

** La frase se la escuché a Leonor Silvestri
***La frase se la escuche en un bar o fogón a una persona desconsolada.



Discografía Oficial

"Canción de muchacho" (1973) Sondor

"Las Quemas" (1975) Sondor

"Sansueña" (1978) Sondor

"Zurcidor" (1980) Sondor

"Nieblas y Neblinas" (1985) Orfeo

"El Trigo de la Luna" (1989) Orfeo

"Dylan" (1991) Sondor

"Sin perder el tiempo" (1991) Sondor

"Noches blancas" (1992) Orfeo

"Entre el micrófono y la penumbra" (2001) Ayuí
“Darnauchans :Raras y Casuales” (2002) Ayuí

"Canciones Sefaradíes" (2004) Ayuí

"El Ángel Azul" (2005) Ayuí 

“Canciones de Amor” (2023) Little Butterfly Records

Otros discos editados imperdibles
“Ámbitos” Recital en vivo de 1991 en conjunto con Fernando Cabrera (2008) Ayuí
“Nosotros Tres” Darnauchans / Galemire / Rivero. Grabación en vivo del espectáculo que realizaban los tres artistas en el “Shakespeare Café Concert” en 1976 y
que repitieron en 1993.(2010) Ayuí




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